Este sábado 29/10 se realizará una nueva edición del Campamento “Mariano Aguilar”, nombre que recuerda y rinde homenaje a quien fue un gran coordinador del rugby infantil del CASI.

Oscar Martínez Calos lo recuerda con este emotivo texto:

Mariano, el de la mirada cristalina y firme, el que nos empezó a orientar, que explicó valores y vivencias a su equipo de gente, de cómo había que hacer las cosas, siempre pensando en el grupo, siempre en beneficio del Club.

Así formó un equipo en el que incluyo a todos, y eso quiere decir a TODOS.

Era estricto en los horarios, a nadie se le iba a ocurría llegar tarde. Nos juntábamos todos los jueves, era una gran reunión en la que su palabra nos iba acariciando firme y ubicada.

Distintas edades, distinta pertenencia del Club pero nos integraba a todos.

Su amigo Manolo era su mano derecha, a partir de ahí éramos todos iguales. Siempre nos marcó el camino y nos juntó más allá de los logros deportivos, profesionales o personales, armaba las extraordinarias comidas allá en el fondo, donde se reía y se bromeaba, pero ¡ojo! cuando te fijaba la mirada, era porque te exigía dar lo máximo, sentías que no lo podías defraudar, te daba esa fuerza de hacerte sentir que todo lo podías hacer con su apoyo.

Y lo hacíamos.

Así nos marcó el camino; el rugby infantil crecía y él lo mantenía sano, pero con mucha humildad. Armó eventos de integración para los entrenadores y padres que ayudaban y era cosa de ver cómo controlaba y cuidaba cada gira.

Nos orientó para armar el campamento de fin de año, cerca, dijo, porque los menores de 10 no debían salir lejos, había que empollarlos, educarlos y que fueran dignos representantes, después valorarían por todo el país, los juveniles eran los que podían viajar a otros países, representando al Club más grande.

¡Qué tipo! No dejaba detalles, esos campamentos en Escobar eran la conclusión perfecta de un año, las carpas, la retreta del desierto, las comidas, la misa final, nos orientó desde el respeto y nunca dejó de enseñarnos.

Así fue como siguió y perfeccionó lo que anteriores coordinadores de infantiles dejaron; él armó ese grupo que hasta hoy muchos seguimos, sin poder olvidar su mirada cristalina y firme, marcándonos a todos los caminos a seguir.

Dejó una huella imborrable, desde la humildad, el sacrificio y la familia, los años pasaron y nunca nos dejó solos, siempre que lo veíamos nos acariciaba con la mirada, hasta en lo espiritual siempre intentó que estuvieras en el camino indicado, con esa pasión que jamás debemos olvidar los que compartimos sus momentos

Desde lo personal fue el ejemplo más sano que me hicieron ver.

Hoy debe estar quién sabe en qué campos azules, preguntando dónde está la gente para coordinar un nuevo grupo, buscando a qué angelitos brindar su consejo y su conocimiento, para formar un equipo infantil de campeones celestiales.

Hay una frase que dice: “algún día alguien descubrirá lo que hice y le gustara”.

Mariano: a mí y a todos nos gustó lo que hiciste.

¡Gracias por tanto!