A un mes del fallecimiento de nuestro querido Jorge Lavayen, sus amigos y todo el Club queremos hacerle un homenaje reseñando en esta carta su paso por el CASI. Un fuerte abrazo a Graciela Reviriego y a su querida familia.

JORGE LAVAYEN

1941-2020

Socio Vitalicio 1800

Jorge vivió el Club desde chico. Muy buen jugador de rugby, primer centro y apertura, fuerte, incisivo, tackleador, le tocó participar en una muy buena etapa de excelentes exponentes del juego de San Isidro.

Llegó a la división superior  en 1960, con 19 años.  Aquel equipo fue posiblemente uno de los mejores de todos los tiempos. La línea, que él formaba como apertura, estaba integrada por Eduardo González del Solar como medio scrum, los dos centros eran Mariano Molina Berro y Juan Carlos Queirolo, los wingers Mariano Castex y Enrico Neri. Y ese año, ganaron el campeonato. Y también el siguiente en 1961 y por tercera vez consecutiva, en 1962.

Fue entonces que Jorge dejó de practicar rugby. Se casó con Graciela Reviriego un par de años después y comenzó a trabajar en su actividad privada pero siempre sin olvidar a su Club.

Tal la costumbre de aquellos años, a la finalización de los campeonatos de rugby, se jugaban los tradicionales torneos de fútbol.  Los equipos se armaban con los jugadores de rugby, entre amigos. Y Lavayen no podía estar ajeno a la actividad, la cual practicó entre la segunda parte de los 60’ y la primera de los 70’, en Jockey Club, un equipo que supo salir campeón.

Unos años más tarde, siempre en los en los 70’, retoma el rugby en la tercera de veteranos del Club, división que en aquellos años estaba federada por la UAR, quien organizaba el Campeonato.

Bajo su capitanía, se coronan campeones en el 76 y 77. Para festejar los lauros obtenidos, se organizó por primera vez una gira en donde cada jugador era acompañado por su mujer. Un canto al afecto, la amistad y a la solidaridad. Una muestra más del espíritu de jugadores de unos 35 años hechos en el Club Atlético de San Isidro, que siguiendo con la capitanía de Lavayen,  mostraban el orgullo de hacer huella donde no la había. Unos pocos años más tarde la UAR borró la tercera división de veteranos de su calendario.

A partir de entonces,  Jorge comenzó a participar activamente en reuniones y en distintas subcomisiones y comisiones de nuestra Institución. Mientras practicaba algunos deportes para mantenerse en forma, fundamentalmente el tenis, y con la construcción de la primera cancha de paddle, también se animaba con sus amigos de siempre, con aplausos, pero sobre todo con “cargadas” las cuales revelaban su ingenio, y divertían  quien escuchara sus ocurrencias.

En los años 90  con el afecto y compromiso que siempre demostró hacia el Club, Jorge asume la presidencia, que ejercería durante dos años.

Buscando entre sus escritos nos encontramos con este pensamiento que expresó el día de su asunción:

“Creemos que todo hombre o mujer debe ser en primer lugar una buena persona; estudiar, trabajar, formar su familia y superarse, y es bueno que practique deporte en sus ratos libres”.

En el año 1992, como presidente tiene el honor de tutelar los extensos festejos por los primeros noventa años del Club. En aquella oportunidad tuvo lugar la “Fiesta del 90 aniversario”, extraordinaria velada, en la que junto con los ex presidentes apagaron las noventa velitas de una gran torta, y en la que se entregaron menciones especiales y no habituales a deportistas representativos de las distintas disciplinas deportivas, símbolo de la razón de ser del Club y a la vez, símbolo de la vida de Jorge, en el Club.

Su familia sigue presente a través de sus hijos Matías, Lucila y Barbara y sus nietos quienes juegan al rugby y al hockey en el club.

Jorge Lavayen se fue el 5 de abril pasado. Sin dudas, lo vamos a extrañar. Nunca pasó inadvertido. Sus muchos amigos y consocios lo despiden con gran reconocimiento y afecto.